La nueva entrega de la saga promete, pero no mucho más que su antecesor

De un buen tiempo a esta parte, Ubisoft está en búsqueda de “su” juego de mundo abierto, su GTA por mencionar una franquicia estelar dentro de ese género.

Con este concepto en mente, lanzaron los dos Watch Dogs, que si bien no eran lo esperado, no lograron tener el impacto que buscaban con esta franquicia. Alternaron buenas y malas con Far Cry, siendo el 3 quizá su punto más alto y el 5 el más decepcionante, pero donde parecen haber encontrado una arista interesante para poder lograr su objetivo es su licencia estelar, Assassin’s Creed.

Si bien AC había coqueteado con el formato mundo abierto desde casi su primera entrega, nunca lo habían hecho a una escala tan enorme hasta AC Origins. Ahí si que pudimos ver algo que se asemejara al nivel de ambición, en cuanto a trazado de mapa, despliegue y variedad de cosas para hacer, que podría tener, un título de la saga The Witcher o el mismísimo Zelda: Breath of the Wild.

Luego de Origins, imaginábamos que pasaría un buen tiempo hasta tener un nuevo Assasins Creed que lograra lo que hizo este título pero que fuera por más. Para nuestra sorpresa, solo tuvimos que esperar un par de meses, con la salida de su sucesor, Assasins Creed Odyssey, titulo que expande en todo tipo de forma los límites de esta franquicia.

Odyssey se sitúa en el año 431 antes de Cristo durante la llamada Guerra del Peloponeso. Este conflicto bélico enfrentó a los ejércitos de las dos ciudades estado más grandes de la antigua Grecia, Atenas y Esparta, por el control del territorio que comprendía dicha civilización.

Por primera vez en la historia de la franquicia podemos elegir entre dos protagonistas, Kassandra o Alexios. Sea cual sea el caso, el origen de nuestro personaje será uno trágico, que le hizo abandonar su Sparta natal para criarse en la isla de Cefalonia. Allí aprendió a ganarse la vida a fuerza del combate, convirtiéndose en un o una, Misthios, una suerte de mercenario de la antigüedad.

En esencia, Odyssey comparte muchos elementos con Origins. Ya de entrada tenemos un enorme mapa para recorrer con un variado menú de misiones que nos alientan a recorrer todo, pelear con cualquiera que se nos ponga en frente, para luego ir subiendo de nivel. Asi, mejoraremos nuestro equipamiento (armas y piezas de armadura) para así avanzar en la trama.

El juego es tan pero tan grande, el mapa más extenso de cualquier Assains Creed hasta la fecha, que hace bien en no sacarnos de Cefalonia por un buen rato, familiarizandonos asi con todo. Pasadas unas 4-5 horas iniciales si vamos a estar ofreciendo nuestros servicios como soldado profesional al mejor postor, y ahí radica una de las novedades más interesantes de Odyssey.

Cada región que visitemos está controlada por las fuerzas de Atenas o Sparta, y nosotros podemos hacer cambiar el dominio territorial invadiendo cada puesto de la facción gobernante. Esto las debilitará y habilitará una suerte de modo “gran batalla” realmente muy divertido. Las variantes con las que lleguemos a ese momento de debilitamiento territorial son amplias, pudiendo atacar una fortificación spartana o ateniense por la vía del sigilo o directamente, algo que va a ser muy atractivo porque el combate del juego realmente se luce en esta entrega.

Odyssey refina lo hecho por Origins en ese aspecto, que incorporó un sistema de pelea con varias reminiscencias a la serie Dark Souls, empleando los botones laterales derechos de PS4 y Xbox para efectuar ataques fuertes y ligeros, dinámica que obviamente cambiará dependiendo del arma que usemos: espada, daga, mazo, lanza, etc. Para ataques a distancia el arco y flecha seguirá muy vigente, siendo una salida que nos puede salvar de cualquier situación complicada.

En este caso se agrega, acertadamente, la posibilidad de realizar acciones especiales. Contamos con una suerte de poderes, que se activan al llenarse unas barras que aparecen al lado de nuestro medidor de salud.

De esta forma podemos, por ejemplo, tirar tres flechas a la vez, lanzar una que realice mayor daño, lanzarnos contra nuestros enemigos o también, la favorita de muchos imagino, pegarle una patada frontal en el pecho al enemigo más cercano, como hiciera el rey Leónidas en la película 300. Todas estas habilidades realmente cambian y mejoran la dinámica de cada pelea, y las vamos a necesitar porque si hay una cosa que haremos en este juego es pelear.

Además de cumplir diferentes misiones, iremos escalando en un ranking de mercenarios que nos persiguen por toda Grecia, perseguir y eliminar a un grupo de integrantes de un culto misterioso, entre otros aspectos. El pulidísimo sistema de combate que cada una de estas tareas, que podrían considerarse repetitivas, las hacen muy pero muy divertidas.

Y si nos cansamos un poco de pelear a pie, podemos abordar nuestro barco de guerra, Adrestia, y surcar los mares luchando contra piratas en espectaculares combates navales como ya vimos en otros títulos de la franquicia. A medida que avanzamos en el el juego, la embarcación puede ser mejorada en diferentes aspectos, consiguiendo mejores arqueros o lanceros, endureciendo su proa para hacer embates frontales más poderosos, etc. En fin, muchas variantes todas muy satisfactorias.

Si no hablamos de la historia del juego hasta ahora es porque, quizás, sea su punto más flojo. Cuesta muchísimo empatizar con el protagonista de Odyssey, sea quien sea. Su origen se siente un poco vacío y realmente no tiene una participación concreta en lo que pasa. Y eso que se le agregaron cosas interesantes como opciones de diálogo para que podamos decidir qué decir en cada momento de charla. Incluso se colocó un sistema de moral, a la Mass Effect, que nos hace ir por el camino de la “bondad” o la “maldad”, pero nada de eso logra que congeniemos con lo que le pasa a Kassandra o Alexios a lo largo de las más de 60 horas que pasaremos con ellos recorriendo Grecia.

Visualmente, Odyssey cumple. Logra mostrarnos con todo lujo de detalles a uno de los pueblos de la antigüedad más importantes de la historia del ser humano. Es un verdadero deleite recorrer este enorme mapa, ya sea en barco, a caballo o a pie. Pero no podemos dejar de pensar que es estéticamente muy parecido, por no decir igual a su predecesor. Estamos ante más de lo mismo, aun cuando el juego logra mostrar una cara interesante en otros aspectos.

Conclusión

Assassin’s Creed Odyssey es un título que promete con lo que cumple: ofrecernos horas y horas de diversión en un mundo vibrante y lleno de cosas por hacer. Es una pena que su protagonista no sea mejor el (o la) guía, sino una especie de ente que une las cosas pero no parece ser alguien de valía en todo este relato, algo que no pasó hasta ahora en esta gran franquicia.

8.0

Good

  • Refinado sistema de combate
  • Muchas actividades, todas muy divertidas

Bad

  • Argumento realmente liviano
  • Gráficamente muy similar a su antecesor, Origins

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