La nueva entrega de uno de los grandes del futbol quiere pisar más fuerte que su competencia
Cuando se está en un momento de gloria, como en todos los aspectos de la vida, se tiende a pensar que jamás nos va a tocar morder el polvo. Sin embargo, eso es lo que le viene pasando a mi amado “winning” desde que arrancó la generación pasada de consolas. No supieron afirmarse, se durmieron en los laureles de años pasados y perdieron la punta por muchas cabezas con su único competidor. Y no por un tema de licencias, aspecto en el que PES nunca fue fuerte, sino simplemente por las malas decisiones jugables.
Les tengo buenas noticias: con PES 2018 la cosa tomó otro color. Parece que Konami, luego de un par de años de reinvención, habría encontrado el camino correcto. La nueva edición de la franquicia es un salto de calidad notorio con respecto a las entregas anteriores, incluso sobre la más inmediata.
Mejoró el motor de impacto, lo que hace que las colisiones entre futbolistas sean más naturales, y las animaciones, que generan que todos los golpes con la pelota sean menos robóticos que antaño, también fueron modificadas. Y sin dudas, la mejor parte se la llevaron los pases, mucho más precisos y bonitos de hacer. Aunque, chicos, con los de tres dedos exageraron un poquito. ¡No todos le pueden pegar lindo a la pelota, che!
El punto es que PES se disfruta casi de principio a fin por primera vez en muchos años. Sin pensar en las diferencias claras con su competidor, es una opción completamente recomendable y sólida para una tarde con amigos.
A todo esto, en la versión para Argentina contamos con la presencia del mejor relator y el mejor comentarista del momento: Rodolfo De Paoli y Diego Latorre, con intervenciones sorprendentemente muy bien implementadas en la vorágine del juego. Haciéndonos sentir en casi todo momento como si estuviéramos viendo la transmisión de un partido de verdad, con análisis reales de las diferentes situaciones de juego.
Además, todos los equipos de la Superliga Argentina de Fútbol están disponibles y licenciados, Maradona es parte de las leyendas, y el Monumental y la Bombonera otra vez dicen presente. Lo que hace que, por lo menos para el público de nuestro país, la versión 2018 del juego de Konami sea casi ideal.
Pero no todos son halagos. Como dijimos, PES 2018 elevó la vara, pero no la general, sino la suya propia. Su presente viene siendo irregular desde hace casi una década y aunque parece que por fin encontraron el camino, el resultado final sigue estando lejos de FIFA.
La velocidad de reacción de los jugadores sigue sin estar a la altura, algunas animaciones se mantienen lentas, los tiros al arco siguen siendo exageradamente potentes y el problema de toda la vida sigue tan o más presente que nunca: la falta de licencias.
Pero, lógicamente, cada usuario elige qué es lo que le parece relevante a la hora de disfrutar un juego de fútbol. ¿La jugabilidad? ¿Las licencias? ¿El modo online? Cada persona es un mundo y cada una de ellas decantará por determinado aspecto.
Lo cierto es que PES 2018 mejora muchas de las deficiencias que venía arrastrando la saga. Los arqueros son marcadamente superiores, la IA de los jugadores cambió para bien, el apoyo al fútbol sudamericano y a la comunidad online sigue creciendo, las animaciones están cada vez más a la altura y las recreaciones de los futbolistas más importantes siguen muy fieles.
Conclusión
Sobre las próximas entregas pesará la responsabilidad de pulir todo lo que falta, como los tiempos de carga, las licencias, el ambiente en los estadios y el aspecto gráfico en general. Pero si hay algo que no podemos dejar de reconocer, al fin, es que PES volvió a encontrar un horizonte. Y, a lo Oliver Atom, corre directamente hacia él.