StarCitizen, o bailando con guita ajena en el límite entre Mesías y Falso Profeta
¿Quién te conoce, papá?
Una significativa proporción de gamers no ha escuchado nunca o no sabe de qué se trata este título. Lo cual es bastante sorprendente, debido a la cantidad de dinero invertida en su desarrollo y lo ambicioso de la idea.
Para poner en contexto, StarCitizen lleva recaudado por medio del crowdfunding la descomunal suma de u$s 120 millones y contando, ya que con cada nueva versión de su Alpha cautiva nuevos adeptos.
A este paso es probable que antes de su versión final alcance o supere a Destiny, que apenas invirtió un 30% de sus u$d 500 millones en desarrollo, completando la suma con un marketing rabioso.
Podemos aventurar, entonces, que una de las causas de su falta de popularidad sea, justamente, su política de “toda la guita va al desarrollo”, lo cual implica “cero mango” a publicidad. Por no mencionar su casi antipática proclamación de: “este es un juego de PC”.
El autor intelectual y su prontuario
Capitaneando el proyecto al mejor estilo George Lucas (es decir, obsesivo compulsivo), está Chris Roberts. Para muchos de nosotros un héroe del videogaming, para otros un vende humo luego de un accidentado desarrollo del que enseguida hablaremos.
Padre del clásico de clásicos WingCommander, también es responsable de Starlancer y Freelancer, por citar algunos de sus videojuegos más famosos. Adicionalmente, incursionó en producción cinematográfica, con pelis como The Punisher y Lord of War (y TheJacket… desconocida pero PELICULON)
Freelancer es un juego de naves espaciales con una ambición original más que desmedida para la época en que se desarrolló. Sin entrar en detalles sobre lo que quería ser y finalmente fue, vamos a decir que seguramente sea la espina en el costado de su curriculum. Robertsquiso volar hasta el Sol y, más que derretirse las alas, se le hizo moco el presupuesto.
El desarrollo ya se había alargado una eternidad para el estándar de atraso de esa época (hoy sería por encima de lo normal y apenas bajo sospecha de humo) y fue tildado de vaporware (Traducción al Argento: Carusolombardear un software). Tuvo que venderle el alma a Microsoft para sobrevivir al naufragio financiero y todo terminó mal. MS cortó el chorro de capital y presionó para lanzar el juego sin muchas (demasiadas) de las características prometidas. El juego tuvo excelentes críticas, pero no fue lo que don Roberts había soñado.
Presente
StarCitizen, entonces, es la revancha de Chris Roberts. Es la concreción de ese sueño que tuvo con Freelancer, pero elevado a la carajésima potencia.
Por empezar, el juego tendrá una campaña que pinta estar a tono con la opera espacial que disfrutamos en WingCommander. Gary Oldman, Mark Hamill (con quien ya había trabajado en WingCommander), Gillian Anderson (te amo, sábelo), Liam “Ser Davos” Cunningham, John“Gimli” Rhys-Daviesy, Andy “Gollum” Serkis, entre otros, son los que conforman el elenco de la campaña. Elenco que sin dudas cualquier producción cinematográfica envidiaría con espuma en la boca.
Pero el verdadero foco de ambición está en su universo persistente. StarCitizen es un “universo libre”, en el cual podemos hacer lo que nos antoje. Comprar una nave, ser pirata, mercader, mercenario, corredor de carreras… o todas a la vez. Su complejidad y grado de libertad es tal que simplemente podríamos optar por ser infantería de una nave de mayor envergadura (perdonen mi francés) y no pilotar ni un carro de supermercado, sino dedicarnos a tirar tiritos en dos patas.
Posee una factura técnica tan impecable como pesada como un piano, por no estar aún optimizada en absoluto. Y un nivel de simulación y respeto a la física que si Einstein viviera se haría caca encima y se pondría a fichinear de inmediato, sin ducha previa.
Pero aún con esta obsesión por respetar la física, pilotar naves es completamente amigable, personalizable y hasta respuetoso de la diversidad de género, permitiendo jugar con mouse y teclado o con Gamepad.
Más allá de eso, en su faceta FPS el juego promete muchísimo, desde la personalización del equipo hasta los combates en gravedad cero, de los cuales ya se vieron videos y generan cantidades copiosas de baba.
En su última presentación en la Gamescom, dejaron ver el aterrizaje en planetas. Planetas que, por otra parte, serán generados proceduralmente. Si esto les hizo acordar a No Man’sSky, borren el pensamiento, sientan culpa y péguense de inmediato una baño (Categoría Polaco, mínimo).
Lo cierto es que, luego de la Gamescom, a muchos le está costando trabajo encontrar motivos para no decir que StarCitizen deja en rídiculo a No Man’s Sky. Ah, ya que tocamos el tema: StarCitizen SÍ es multiplayer. A buen entendedor…
To Smoke or not to smoke
En esta oportunidad, pareciera que Roberts avanza con SUMO cuidado. Con la experiencia que le dejó su traspié con Freelancer, tiene la pesada carga de saberse el desarrollador más bancado de la historia. Por sus fans, por los que nunca han jugado un juego suyo y hasta probablemente con los que lo patearon en su muy discutible fracaso anterior.
Comunicaciones muy frecuentes (en las que muchas veces protagoniza Roberts mismo), demos en vivo, acceso al alpha… no puede negarse que viene intentando que el proceso sea lo más transparente posible.
¿Qué impacto tendrá en la industria del videojuego? Una cosa es cierta y es que no hubo otro desarrollo más ambicioso y costoso en su historia. ¿Habrá un antes y un después en el gaming o simplemente el humo se disipará y quedarán promesas incumplidas o mal implementadas? Veremos. En principio no se encuentran motivos para no apostar a lo primero, exceptuando la natural y poco fundamentada sospecha de que es demasiado lindo para ser cierto.
Es difícil resumir todos los aspectos de StarCitizen, pero al menos esperamos haber picado la curiosidad lo suficiente para que se informen, conjeturen, prejuzguen, se falten el respeto, fogueen antinomias… o simplemente que prematuramente se esperancen o lo tilden de humo. Lo que es seguro es que de ninguna manera el desarrollo de StarCitizen debería pasar desapercibido.